lunes, 19 de marzo de 2012

El triunfo de la paciencia


Jenson Button ingresó en McLaren con un doctorado en F1. No tuvo, sin embargo, ese reconocimiento entre aficionados, entrecomillando su título con BrawnGP, un coche que bordeó el reglamento. En el garaje, los flashes iluminaban el rostro de Lewis Hamilton. También campeón, Lewis, descarado y con una arrogante forma de pilotar, era venerado, más protagonista. Incluso por sus rivales.
Lewis contaba además con un padrino en la trastienda como Ron Dennis, que ya había intercedido entre él y Fernando Alonso. Pero Jenson se la jugó. Seducido, seguramente del mismo modo que el asturiano, por la nómina de una escudería para la que compitieron Fittipaldi, Hunt, Lauda, Prost o Senna, Jenson apostó por él mismo. "Ir a McLaren es lo máximo y uno debe vivir de desafíos así", dijo en el momento de su contratación.
De perfil bajo, Button marcó en su cuenta de objetivos la victoria. Pero también, en letras capitales, que eso no podía vulnerar su carácter. Paseó por el paddock su sonrisa y se integró con cautela en un equipo lastrado por un historial de desencuentros (Senna-Prost, Hamilton-Alonso…).
Jenson soportó con resignación cristiana su papel de número 2. Y fue cimentando a la sombra de Hamilton un rol protagonista. Junto a él, siempre su novia, la modelo japonesa de lencería Jessica Michibata, que puso un buen pellizco de estabilidad emocional en su vida.
"¿Discutir? No, apenas discutimos. Creo que soy muy Zen", dijo en una ocasión Jessica, a la que conoció en un encuentro en un restaurante gracias a unos amigos en común. Button admite que su prioridad, fuera de los circuitos es "estar con ella. Soy hombre de una sola mujer". Y practicar, cuando puede, su hobby: el triatlón.
Al ritmo que Button maduraba, Hamilton fue vendiendo su alma al diablo. En ocasiones superado por las expectativas que sus manos generaban. En otras, desconcertado por su padre, extravagante en su forma de hablar. Y los cambios de mánager... Todo ayudó a convertir la trayectoria de Lewis en una sierra con picos cada vez más mellados. El último grano, su ruptura con Nicole Scherzinger -ahora han vuelto-, lo desestabilizó.
Jenson aprovechó esta situación, tejiendo paciencia, hasta superarlo y conquistar el subcampeonato en 2011. En su mejor reputación abundó una gran destreza para sortear carreras caóticas, como aquella en Australia en 2010. O en Canadá, el pasado año, tras el aguacero.

Fuente: marca.com

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