La Fórmula 1 es innovación tecnológica y lo que ello implica, es decir, correr riesgos. Los ingenieros del Gran Circo siempre han buscado en el límite del reglamento para encontrar el resquicio que los permitieran plantear una solución que los diera ventaja sobre el resto. Unas veces lo lograron: efecto suelo, turbo, doble difusor, etc., pero en otras el tiro les salió por la culata. Crearon engendros que no dieron resultado.
En Italia, país del diseño por exceletencia, y en casi todo el mundo, ya han bautizado al nuevo Ferrari como un coche feo. Todo por un escalón en su alerón delantero -también lo lleva el Force India-. La Gazzetta dello Sport llegó a titular en su portada: "Un morro feo". Sin embargo, si eso es estéticamente poco vistoso, otros inventos son casi un insulto a la vista.
Muchas escuadras pequeñas quisieron dar la sorpresa con algún atrevimiento visual que contrarrestara el menor presupuesto. Tyrrell se dio cuenta de que, aunque parezca increíble, en el reglamento no se decía que los monoplazas deben tener cuatro ruedas. Puso seis. Scheckter le dio un triunfo, pero no el título. Duró un año. Se cambiaron las reglas.
Entre los menos agraciados está el Brabham de 1968, cuando la aerodinámica empezó a ser fruto de investigación. Dos alas a modo de planeador de la Primera Guerra Mundial. Los setenta trajeron más ideas gloriosas como poner una chimenea altísima, que era de todo menos aerodinámica. Como al que se le ocurrió poner el espejo retrovisor justo enfrente del piloto... entorpeciéndole la visión frontal.
Los ochenta fueron una época de experimentos con los alerones. Primero pongo unos cuadrados y muy voluminosos, tanto que en Italia los llamaron quitanieves. Luego, no pongo nada y afilo los coches. Todo a cuenta del agarre a la pista y la prohibición del efecto suelo.
En los noventa siguió esta tendencia a las variaciones con las alas. Así, alguien en McLaren pensó que poniendo dos en la parte trasera se mejoraría en la resistencia contra el viento. No tuvieron nada que hacer frente a Schumacher y su Benetton, que también fue controvertido a nivel mecánico, pero por su carga de combustible.
Todo ello propició que el reglamento fuera cada vez más restrictivo. Se acabaron los elementos móviles. Así, el último coche catalogado como feo fue el Williams-BMW con el morro de morsa. No triunfó porque Ferrari estaba en su época dorada con Schumi, pero sí hizo podios. Ahora, primero Brawn y luego Newey innovaron con algo tan poco visual como los difusores. La aerodinámica aún manda.
March "Tabla de Surf" 1971
Brabham "Avion Antiguo"
Lotus "En V"
Shadow "Sombra Picuda"
Ligier "Chimenea"
Tecno "Alerones Cuadrados"
Eifelland "Retrovisor"
Williams "Morro de Morsa"
Arrows "Gordo"
Zakspeed "Alargado"
Ferrari "Sin Alerones"
Mclaren "Doble Ala"
Ferrari "Quitanieves"
Tyrrell "6 Ruedas"
Mclaren "En Punta"
Hesketh "Chimenea"
Toleman "Escalonado"
Fuente: marca.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario